Lorenzo Guadamuz Sandoval, Ph.D.
El Dr. Francisco Mora publicó un excelente libro titulado NeuroEducación , con el subtítulo de “sólo se puede aprender aquello que se ama” , libro de la Editorial Alianza, el cual recomendamos su lectura. El Dr. Moura es doctor en Neurociencias por la Universidad de Oxford, asimismo desarrolla su trabajo actual entre la Universidad de Iowa y España, ha escrito libros sobre dicha temática como el publicado en el 2009 titulado “Cómo funciona el cerebro”. El Dr. Mora asegura que el elemento esencial en el proceso de aprendizaje es la emoción porque sólo se puede aprender aquello que se ama, aquello que le dice algo nuevo a la persona, que significa algo , “Sin emoción –dice– no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria”.
El Dr. Mora indica que la aportación fundamental de la Neurociencia reside en hacer ver a todos los docentes que la puerta de entrada al conocimiento es la emoción, ya que es con la emoción como despierta la curiosidad de la que se sigue la apertura automática de las ventanas de la atención, lo que pone en marcha los mecanismos neuronales del aprendizaje y la memoria. En el aula y en cada clase de todos los días, se debe comenzar haciendo despertar la curiosidad del alumno con algo tal vez ajeno a la propia clase, sea una pintura, una pequeña pieza de música o de literatura, un objeto extraño, un evento sucedido en el día o la propia palabra del docente que emocione y que en el contexto de la temática de la clase arranque los motores del aprendizaje.
El Dr. Mora habla también del neuro-educador que sería una figura capaz, de evaluar críticamente los nuevos conocimientos que aporta la Neurociencia, de modo tan acelerado y cambiante, sobre la enseñanza y transmitirlo a los maestros y los profesores. Hay muchos falsos conocimientos, mucho neuromito que hay que rechazar. El lenguaje neurocientífico es un lenguaje, como todo lenguaje científico y técnico, difícil de asimilar por los no iniciados. De ahí la necesidad de un traductor entre la neurociencia y el profesor que trabaja directamente en el aula. Todo profesor tiene ya que saber cómo funciona el cerebro, sede última de lo que se aprende y memoriza. Y conocer qué mecanismos cerebrales son los que, al ponerse en marcha, llevan a un mejor aprendizaje y memoria de los alumnos. Y aunque estemos en esta temática en el principio de la historia y desconozcamos infinitamente más de lo que conocemos, es ya el momento de tomarse en serio el papel del cerebro en la enseñanza. Y en esto el neuroeducador representaría un papel fundamental.
L. Guadamuz Sandoval ha venido reiterando en muy diferentes artículos que en el pasado la formación y capacitación de docentes estuvo matizada principalmente por la psicología, la sociología, la antropología, la didáctica (que seguirán sin duda siendo disciplinas útiles) pero que existía (y existe) un déficit en enseñar a los futuros y actuales educadores sobre cómo es que el cerebro funciona, que es dónde se produce el aprendizaje, el conocimiento.
En los últimos años hemos compartido muchos artículos sobre la Neuro-didáctica pues desde hace muchos años la he estudiado y estoy convencido de que su conocimiento (del cual aún estamos muy lejos de saberlo todo y aprovecharlo en las educación) ayudará a revolucionar la educación, combinado con las enseñanzas del Nuevo Paradigma en educación , de cómo debemos de centrar la educación en el auto-aprendizaje y de que debemos respetar las múltiples inteligencias , fomentar donde se pueda los estudiantes “todo terreno” con que hice alusión a aquellos estudiantes buenos en todas las asignaturas ; estimular el auto-control; desarrollar la inteligencia emocional; enseñar a quererse a sí mismo; fomentar las aulas abiertas; erradicar en los centros educativos y en las aulas todo vestigio de violencia, ya que cuando no hay violencia desaparece el miedo, se abre la inteligencia. Hemos dicho que como profesores debemos dejar de promover e inspirar miedo, miedo a nuestra asignatura, a los exámenes, a la tradicional promoción y exámenes desfasados como son ya las Pruebas Nacionales.
Hemos reiterado –y no desaprovechamos espacio para hacerlo nuevamente- la necesidad de promover la creatividad; no aprender de memoria; enseñar a nuestros estudiantes a aprender a tomar riesgos, a cometer errores, a disfrutar el aprendizaje. Hoy el estudiante sigue su pasión, hoy aprende no sólo del aula, antes aprendía solo, hoy debemos fomentar el aprendizaje y trabajo en grupo, en equipo, porque eso es prepararlo para la vida, que será cada vez más cooperación. Enseñar desde el inicio a solucionar problemas, fomentando la habilidad técnica, los valores, la creatividad, el emprendimiento; el análisis de factibilidad, de posibilidad, de viabilidad , de utilidad , ya que desarrollar la inteligencia es desarrollar la capacidad de entender, de explicar, de conocer, de comunicar, a potenciar el pensamiento analítico y crítico y desde luego el creativo.
El conocimiento del cerebro y su aplicación en educación nos podría llevar a un nuevo concepto de la educación, una nueva educación que cambie al ser humano.
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