ENTRE EL OPTIMISMO Y EL NEGATIVISMO, UN REALISMO PARA ACTUAR.

Lorenzo Guadamuz Sandoval

Sábado 29 de octubre 2016.

En la última publicación que hice por este medio , la cual titulé LA GESTIÓN DEL DECRECIMIENTO DEMOGRÁFICO , EL CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN DE ADULTOS MAYORES Y EL DESEMPLEO CRECIENTE EN JÓVENES hice un esbozo de cómo la menor tasa de natalidad producía una disminución en la matrícula escolar (la cual no es de ahora, sino de los últimos 15 años).

Mencioné también el crecimiento de la población adulta mayor (entre 45,000 y 50,000 nuevos adultos mayores de 65 años cada año)  .

En otros artículos he mencionado que en todos esos 15 ó 20 años de decrecimiento de las matrículas (y a la vez de crecimiento significativo de un mayor presupuesto para la educación) se debió de haber aprovechado esas dos circunstancias para haber desarrollado agresivas y holísticas políticas y programas para elevar integralmente la calidad.   Algo se ha hecho, siempre se podría haber hecho más, sin duda.

Al hablar del crecimiento de la población de los adultos mayores  y del incremento de la población joven desempleada (de la cual vaticino crecimiento, no disminución, si se continúa con el modelo económico vigente ) hablé también de los peligros de abusos con esas poblaciones, abusos con sus propiedades, su vivienda y sus salarios/pensiones.

La  fuente de  información que yo utilizo son las investigaciones en que participo , así como  las encuestas que realizo vía digital (utilizando un “call center” amigo), así como el análisis de las estadísticas  . Si bien no tiene un valor estrictamente científico, por la amplitud muestral y su correspondiente estratificación, si representan una tendencia y en el caso de lo indicado en la población adulta mayor es recopilación de información cualitativa, con muchos estudios de casos y los relatos/testimonio de algunas personas entrevistadas.

Coincidentemente  esta semana , del 24 al 29 de octubre 2016,  se dieron a conocer dos informaciones con datos relacionados con los temas que mencioné  en mi artículo del sábado 22 de octubre 2016.

Una de las publicaciones titulada “Disminuye matrícula en kinders y escuelas, dice el MEP” publicada el 27 de octubre 2016; la otra es una investigación  dada a conocer por la Universidad Nacional (UNA) y que publica el periódico La Nación , página14, el sábado 28 de octubre en un artículo firmado por Monserrat Vargas.

El primer artículo presenta gráficas de tasas bruta y neta del Interactivo II, del Ciclo de Transición  y del Primero y Segundo ciclos , períodos 2011-2015. Realmente nada nuevo., lo positivo es algunas de las medidas que mencionan.

El segundo artículo detalla una investigación del IDESPO (Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional) sobre una encuesta telefónica a 800 personas. El referido artículo menciona la Encuesta de IDESPO y dice: “el 68% de los mayores de 50 años suelen sentirse irrespetados; que esa población”  ; “se percibe como una población que enfrenta violencia psicológica y patrimonial ;  indica el artículo que “el 51%  aseguró que “frecuentemente y muy frecuentemente son ignorados e intimidados”.  Además se menciona que “el 48% consideran que sus familiares suelen hacer un mal uso de sus bienes materiales o abusan de ellos”.

Cuando escribí mi artículo el 22 de octubre, quise sutilmente llamar la atención sobre ese problema en los adultos mayores en general y en los educadores adultos mayores en particular. Expliqué (de ninguna manera lo justifiqué) en que en la familia de ese educador adulto mayor hay mínimo una persona entre 18 y 40 años sin haber completado bachillerato, que está desempleada; que no ha podido en su juventud  comprar casa o apartamento  (ni podrá  hacerlo en los próximos años si las condiciones siguen iguales) y que entonces el ingreso salario por pensión del papá o del abuelo se vuelve una tabla de salvación a la cual los que no tienen salario quieren colgarse para no ahogarse; asimismo ese pensionado normalmente pudo en su vida activa comprar una casa que ya pensionado tiene libre ( antes podíamos, hoy es casi imposible para un joven maestro  de clase media comprar casa, más si es de los 20,000 maestros con título, pero sin plaza ), convirtiéndose también en un codiciado bien de herencia.  Y los adultos mayores sienten esa presión , como lo menciona la investigación IDESPO y lo he podido confirmar yo en conversaciones con trabajadores de la educación pensionados.

Tengo en mi poder diez testimonios que desgarran el alma, de 10 educadores pensionados que se ven acosados, presionados, para sacarles parte de sus pensiones, que se ven maltratados y 3 de los 10 sienten que sus familiares lo que desean es que mueran lo más pronto posible para heredar sus poquitos bienes y algo del seguro de vida del magisterio, que como en los programas de radio la Sociedad de Seguros de Vida anuncia a los cuatro vientos que a cada educador que fallece le corresponden  cincuenta mil dólares de seguro , muchos herederos sueñan con esa herencia, entre más pronto , mejor.

Dije en mi artículo -y soy testigo de ello- de que afortunadamente al menos 1 de cada2 pensionados del magisterio no tienen esos problemas, tienen hijos , nietos y familiares que los tratan como Reyes, los cuidan, los miman, no les quitan nada, contrariamente les dan mucho, en lo afectivo y en lo material.

Pero el otro 50% tiene problemas, o potenciales problemas, y es ahí donde las Redes de Apoyo de los trabajadores de la educación pensionados pueden ayudar ( y los Sindicatos también, pero no con reunioncitas de “pipiripau”).

Pero también hay que ir al origen del problema. El ESTADO no puede seguir actuando como si los problemas de Vivienda no existieran para 1 de cada 5 costarricenses; el Estado no puede seguir ignorando que 1 de cada 5 costarricenses no tiene bachillerato (si tomamos la Población Económicamente Activa serían 1 de cada dos trabajadores) ; no se  puede seguirse ignorando que debemos prepararnos para una Costa Rica envejeciente y de la cual entran casi 50,000 nuevos adultos mayores al año.

No es que nada se está haciendo por parte del Estado, de las familias y de las instituciones; es que lo que estamos haciendo es insuficiente y debe de hacerse en  forma articulada, integrada, en forma coordinada, en forma participativa., consensuada. Juntos todo es posible.

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